¿Has oído hablar del mindfulness? Es un concepto que está muy de moda. Sin embargo, no debería ser algo pasajero ni dejarnos indiferentes. El mindfulness nos puede proporcionar las herramientas para vivir con más serenidad y para gozar de una mayor salud mental, física y emocional. ¡Todo en uno! A través de esta práctica podemos gestionar mejor estados de ansiedad, estrés, bajo ánimo, etc., tan frecuentes hoy en día. Su entrenamiento nos ayuda a parar en el día a día, a reducir la sobrecarga de estímulos y a focalizar nuestra energía en lo verdaderamente importante para nosotros. ¿Quieres saber más? En este artículo encontrarás en qué consiste esta práctica, cuáles son sus beneficios y qué relación tiene con la gestión emocional. ¡No te lo pierdas!
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Atención plena
El término mindfulness se traduce como «atención plena» o «conciencia plena» en español. No es un concepto nuevo; sus raíces son orientales, y fue introducido por Jon Kabat-Zinn en Occidente hace más de 30 años. Según este autor, mindfulness consiste en prestar atención a la experiencia del momento presente de un modo consciente, con interés, curiosidad y aceptación. La primera parte de la definición se refiere al «qué», mientras que la segunda parte hace referencia al «cómo», a la actitud. Mindfulness engloba estos dos componentes, inseparables en su significado. Pasemos a analizar en detalle cada uno de estos elementos:
- Prestar atención al momento presente: implica llevar todos nuestros sentidos a las sensaciones, pensamientos y emociones que están sucediendo en este preciso momento, en el aquí y ahora. Mindfulness integra cuerpo, mente y alma.
- De un modo consciente, con interés, curiosidad y aceptación: implica hacerlo de una forma intencional, siendo algo que elegimos hacer. Con una actitud abierta, acogiendo todo aquello que pueda venir, ya sea agradable, neutro o desagradable, como si lo experimentáramos por primera vez. Y sobre todo, sin ningún tipo de juicio hacia eso que está pasando.
Mindfulness formal e informal
El mindfulness se puede trabajar mediante dos tipos de práctica: la formal y la informal. La primera hace referencia a prestar atención a un elemento determinado, como la respiración, el movimiento o las sensaciones corporales. Tiene un carácter más introspectivo. La segunda implica llevar la atención a actividades que hacemos en el día a día, como dar un paseo, practicar ejercicio, ducharse o comer. De hecho, existe una rama dentro del mindfulness llamada mindful eating (alimentación consciente) que nos enseña a focalizar la atención en el acto de comer para relacionarnos de un modo más sano con la comida. Si quieres explorar más sobre este tema, pulsa aquí.
Por qué practicarlo: contexto actual
Posiblemente sin habernos dado cuenta, hayamos practicado mindfulness alguna vez: poniendo la atención en un libro fascinante, en el momento cumbre de una película, prestando atención a cada paso mientras bailamos o bañándonos en el mar y notando el sabor salado del agua. ¡Es algo que ya sabemos hacer! Sin embargo, cada vez es más común hacer las cosas e ir por la vida con prisas y agobiados, sin poder vivir plenamente eso que está sucediendo. Tenemos la cabeza llena de pensamientos relativos a lo que ya pasó (pasado) o a lo que está por llegar (futuro), y así se nos olvida sentir e integrar lo que está pasando AHORA.
Desayunamos como zombies mientras la cabeza gira y gira sobre ese conflicto que tuvimos ayer con el jefe, que se mezcla con preocupaciones absurdas por un futuro incierto y con una pizca de angustia por esa reunión que tendrá lugar tres horas después. ¿Te suena? Mientras tanto, nuestra atención hacia esos alimentos que ingerimos, esa charla que tiene lugar entre familiares o los rayos de sol que entran por la ventana mientras desayunamos es muy reducida, pobre o prácticamente nula. La vida real pasa mientras nos dejamos llevar por ese cóctel molotov de pasado-futuro que tiene lugar en nuestro cerebro.
Beneficios del mindfulness: mayor gestión emocional
Los beneficios de la práctica habitual del mindfulness son infinitos, y están demostrados científicamente: reduce el estrés, la ansiedad y la depresión; aumenta la autoconciencia y la regulación emocional; mejora la calidad del sueño; disminuye los pensamientos obsesivos y la rumiación; e incluso aumenta la productividad y el rendimiento en el trabajo. Además, es una vía fantástica para potenciar la inteligencia emocional. Si quieres leer más sobre este concepto te recomiendo este artículo.
El mindfulness permite poner la atención sobre nuestras emociones, permitiendo que salgan a la luz y dándoles un lugar. Si vamos por la vida con el piloto automático, reaccionando de modo inconsciente, actuamos sin prestar atención a esas emociones que van apareciendo y las suprimimos, negándolas o escondiéndolas. Este sistema va en contra de la salud emocional, y a la larga acaba pasando factura. La atención plena, en cambio, nos mantiene conectados a nuestras emociones y nos conduce a una mayor aceptación de éstas.
Esto no es todo, y es que el mindfulness mejora la biología y bioquímica del cuerpo, favoreciendo la salud y ayudando a prevenir y mejorar el curso de ciertas enfermedades. Asimismo, conlleva cambios estructurales en el cerebro positivos y relevantes. Por ejemplo, la amígdala (glándula relacionada con emociones desagradables como el miedo o la ira) se hace más pequeña, y las zonas asociadas a la memoria, el aprendizaje y la inteligencia emocional aumentan de tamaño. Conoce más detalles en pulsando en este enlace.
Los beneficios llegan incluso a las madres embarazadas y sus bebés, ya que se ha visto que el hecho de que las mujeres practiquen mindfulness durante el embarazo se vincula a un mejor peso del bebé al nacer. Puedes encontrar más información sobre esto aquí.
Mirar al interior
En definitiva, el mindfulness es útil para todo el mundo, y nuestras vidas serían más satisfactorias si todos integráramos en mayor o menor medida esta práctica en nuestro día a día. Miramos muy hacia fuera y poco hacia dentro, y quizá el bienestar consiste en mirar más a menudo hacia el interior.
Si quieres mejorar tu salud en todos los niveles y adquirir las herramientas para desarrollar esta práctica, te animo a apuntarte a las sesiones grupales de mindfulness que imparto en mi consulta en Sabadell. ¡No te arrepentirás!
- Fundadora de Koena Psicologia
- Psicóloga sanitaria infantojuvenil y de adultos
- Colegiada Núm. 26.545 (COPC)