¿Sientes que estás en una lucha constante con la comida? ¿Tu relación con los alimentos es como una montaña rusa? ¿Comes de una forma impulsiva y poco consciente? ¿Recurres al control extremo cuando sientes que has tenido excesos con la comida? Si la respuesta a todas estas preguntas es sí, ¡enhorabuena!, estás en el lugar correcto. En este artículo te enseñaré cómo sanar tu relación con la comida y te guiaré para que comprendas por qué gran parte de las soluciones intentadas hasta el momento no han funcionado. Es hora de descubrir las claves definitivas para cuidar tu alimentación sin pasarlo mal.
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El peligro de las dietas milagro
Quizá eres de esas personas que, por un motivo u otro, han intentado miles de veces hacer dieta sin conseguir los resultados esperados. Puede que hayas sufrido cambios drásticos de peso a lo largo de tu vida, siguiendo como un esclav@ las premisas de la operación bikini. Tranquil@, no es tu culpa; nos han vendido demasiado bien ese enfoque y hay muchos intereses de por medio.
El problema de este tipo de dietas es que, a parte de ser poco saludables a nivel orgánico, ya que carecen de componentes nutricionales necesarios para que el cuerpo disponga de la energía suficiente para funcionar adecuadamente, no funcionan a largo plazo. ¡Y menos mal! No quiero imaginar el daño físico, mental y emocional que puede causar mantener una dieta de este tipo durante años. Sin embargo, recurrir a estas dietas puntualmente también puede tener un efecto devastador para el organismo, entre otras cosas porque mareamos a nuestro sistema y no le damos la estabilidad que necesita para mantenerse en condiciones óptimas.
Rigidez: cuando controlo demasiado
Te invito a que te preguntes cómo has intentado hasta ahora solventar esos excesos o episodios de sobreingesta que has tenido en el día a día. ¿Es a través de la compensación? ¿Por medio del control extremo? ¿A través de la fuerza de voluntad? En este post, la psicóloga y nutricionista Mireia Hurtado, experta en alimentación consciente, nos enseña por qué no podemos controlar lo que comemos a base de fuerza de voluntad.
Las conductas alimentarias de sobreingesta tienen un sentido y una función, y si se dan de manera muy frecuente es esencial comprender y entender por qué están ocurriendo. Haciendo conscientes ciertos aspectos es el modo más efectivo de sanar, y es importante hacerlo de una manera compasiva y amable hacia nosotros mismos.
Quizá tu intento de solución ha estado dirigido desde el miedo, y se centra en las consecuencias, en lo que NO queremos que pase (ganar peso, enfermar, preocuparnos, …). Desde aquí, sufrimos. Es mejor focalizarse en la relación con la comida, sin tener expectativas o buscar resultados concretos. Y es que la comida no tiene que ser un motivo de sufrimiento, sino de placer.
Alimentación consciente: un nuevo enfoque
La alimentación consciente (también llamada mindful eating), es un enfoque alejado de la cultura de la dieta. No pone el foco en el peso, ni en la forma corporal, ni en unos resultados determinados. Pone el foco en el bienestar de la persona y promueve la toma de decisiones en cuanto a la alimentación desde un punto de vista consciente.
Esta práctica consiste en ampliar nuestra consciencia respecto a todo lo relativo al acto de comer, teniendo en cuenta las sensaciones, pensamientos y emociones involucradas en ello, para así tomar decisiones más favorables para nuestra salud. En este artículo, los expertos Héctor Morillo y Javier García Campayo, nos enseñan la evidencia científica de este enfoque.
La clave para cuidar la alimentación es utilizar el sentido común y escuchar lo que el cuerpo nos dice. El cuerpo es sabio, y hemos de confiar en él. Atender a las señales de hambre y saciedad y comer de un modo más consciente es fundamental para aprender a relacionarnos mejor con la comida. Porque, nos guste o no, nadie nos ha enseñado a hacerlo. Hemos crecido en una sociedad carente de educación alimentaria.
Es posible que hayamos adoptado patrones de comportamiento en cuanto a la comida en base a lo que hemos observado en casa cuando éramos pequeñ@s. ¿Cómo comían tus padres? ¿Estaban siempre a dieta? ¿Eran de los que tenían que acabarse toda la comida del plato? ¿Tenían prohibidos ciertos alimentos? Hacerte estas preguntas te puede llevar a entender muchas cosas sobre tu modo de comer actual.
La toma de decisiones en torno a la alimentación
Cada día tomamos cientos de decisiones que tienen que ver con la ingesta de alimentos: qué comemos, cuánto comemos, dónde comemos, cuándo comemos, cómo comemos, con quién comemos, etc. Las opciones son infinitas. Sin embargo, hay dos elementos que suelen funcionar mediante un mecanismo más automático e inconsciente: ¿Por qué comemos? ¿Para qué comemos?
La respuesta a éstas preguntas no es sencilla. Obviando la parte más razonable (comemos por supervivencia), cabe tener en cuenta que a veces los motivos y la finalidad van más allá. Quizá necesitamos llenar un vacío interior, o ante una mala noticia comer es la forma más sensata de encontrar alivio. O quizá comemos impulsados por la presión social que percibimos al asistir a un evento, o porque queremos evitar pasar hambre en un momento posterior del día. Vale la pena buscar un momento de pausa para pensar acerca de estas cuestiones. Mindful eating busca hacer consciente lo incosnciente.
Elegir atendiendo al bienestar global
Hemos de entender la relación con la comida desde un punto de vista biopsicosocial. A veces nos forzamos a tomar decisiones en torno a la alimentación dejando de lado los factores biológicos, psicológicos y sociales. Por ejemplo, dejamos de consumir ciertos nutrientes esenciales para el cuerpo (como los carbohidratos); desatendemos los aspectos emocionales implicados en el comer; u olvidamos que la mayor parte de las conductas alimentarias se desarrollan en un contexto social que nos influye.
De esta manera, descuidamos esos aspectos y desconectamos de nuestras necesidades, sentimientos o deseos, dando valor únicamente a lo mental (alimentado por la sobreinformación que nos ha llegado de modo más o menos fiable). Eso nos lleva a una disociación de nuestras emociones, como si las escondiéramos en lo más profundo de nuestro ser y nos negáramos el acceso a ellas. Pero ese modo de funcionar va claramente en contra de la salud. Es ahí donde entra el sufrimiento y el malestar, ya que lo que un@ siente, piensa y hace no va en la misma dirección. Para que haya bienestar, esos tres aspectos tienen que estar alineados. Tiene que haber un acuerdo entre estos elementos.
Comer de modo saludable
Un aspecto fundamental desde este enfoque es que cuidar nuestra alimentación no es algo temporal, sino que debe ser algo que dure toda la vida. No vale cuidarse sólo un mes, sino cuidarse todo el año. Ojo, ¡sin rigideces! Precisamente una de las claves para que esa relación sana con la comida se mantenga es aprender a flexibilizar nuestros criterios. No concibo otra manera de llegar a lograrlo.
Otra pregunta que me gustaría plantear es: ¿Qué significa comer de modo saludable? Muchas personas tienen una idea distorsionada acerca de lo que significa relacionarse de un modo sano con la comida o seguir una alimentación saludable. Están aturdidas por los mensajes que les han llegado por parte de su entorno, la publicidad, las redes sociales y la sociedad en general, por no hablar de los prejuicios y creencias relacionados con la imagen corporal y la presión social que existe, sobre todo entre la población femenina, por comer «bien» y tener un cuerpo «adecuado».
El punto más importante es lograr una relación equilibrada con la comida, desde la que se vean nutridas todas las esferas del individuo. Eso quiere decir que a veces priorizaremos el aspecto fisiológico (qué debo comer) y a veces el emocional (qué deseo comer). Puede que ambos confluyan, aunque en ocasiones, por cuidar más uno de estos aspectos, es inevitable descuidar en cierta manera el otro. Siempre que elijamos de un modo equilibrado, estaremos potenciando nuestro bienestar integral.
¿Qué significa para ti cuidar tu alimentación? Te invito a que revises con mimo y atención esa cuestión. Lo que a ti te puede funcionar quizá a otra persona no le funcione. Lo importante es descubrir qué es lo más saludable para ti, atendiendo de forma global tus necesidades.
Si quieres que te acompañe a la hora de aplicar la alimentación consciente en tu vida, desde un enfoque de psiconutrición, te animo a que te apuntes a los talleres de alimentación consciente que imparto en Sabadell. O si deseas un acompañamiento más personalizado, puedes hacer sesiones individualizadas.
- Fundadora de Koena Psicologia
- Psicóloga sanitaria infantojuvenil y de adultos
- Colegiada Núm. 26.545 (COPC)